Hay un sitio, un espacio mental, donde nos sentimos particularmente seguros. Se conoce como zona de confort, zona de comodidad o zona cómoda. Cuatro profesionales del coaching ontológico definieron esa zona y explicaron por qué no conviene quedarse atrapado en ella. Natalia Sleiman resume: "es una manera de estar en la vida, que parece cómoda, conocida. A veces molesta y es limitada, pero no lo suficiente para querer salir de allí. En esa manera de estar se observan opiniones (juicios) y acciones recurrentes y repetitivas que retraen nuestra manera de ver el mundo y nos dejan sin posibilidades". Pía Andújar apunta: "está formada por todas las creencias y acciones a las que estamos acostumbrados y que nos son familiares. Son nuestros hábitos y costumbres en el ámbito laboral, en la pareja, en nuestra vida social, en relación con nuestro cuerpo, en la familia, etcétera". María del Carmen Vega añade: "es lo que conocés sin importar si en ese espacio estás en bienestar o no, y donde ciertas frases suelen ser comunes: 'Este trabajo no me gusta, pero es lo que tengo...', 'Quiero adelgazar, pero no puedo', 'Ir al gimnasio es saludable, pero yo no tengo tiempo', 'Cómo me gustaría estudiar ingeniería, pero nunca fui bueno en matemática...' Sara Cardozo puntualiza que no está mal tener esta zona de confort. "Ese conocimiento nos permite operar con mayor efectividad y menos estrés, por ejemplo, conducir un auto sin repasar mentalmente las lecciones de manejo. Lo que hay que cuidar es no limitarse a esta área, y que la zona de confort se convierta en una rutina y nos quedemos inmóviles".
Vega destaca que lo seguro no es compatible con lo vivo. "Desde la seguridad no se buscan nuevos caminos", afirma y recuerda que la zona de aprendizaje "es la que se encuentra al salir de la zona de confort, y es un proceso de desarrollo personal en el cual se añaden conocimientos, habilidades, experiencias, nuevas rutinas y un gran cambio en la manera en cómo se percibe uno mismo".
Andújar coincide señalando que la comodidad tiene su precio. "Nos cierra a nuevas posibilidades y nos impide lograr nuestros sueños".
La clave para salir de allí, según Cardozo es aprender. "Cada vez que hago un aprendizaje para el cambio, la zona de confort crece y comenzamos nuevamente el proceso", describe.
"Salir de la zona de confort implica desaprender para aprender lo nuevo una y otra vez, hasta que deseamos conscientes de que podemos ver el mismo hecho de más de 10 maneras diferentes y elegir de entre todas, la que nos aporta mayor fortaleza", finaliza Sleiman.
¿Qué vas a hacer hoy para acercarte más a tu sueño?
1) Seleccioná y filtrá lo que escuchás:
Eso qué me dicen, ¿me lo creo?¿Realmente lo creo así?
¿Si no lo he probado todavía, cómo sé que no va a funcionar?
¿Qué tengo o hago distinto respecto de los que ya han probado? ¿Qué tengo en común?
2) Centrate en soluciones en vez de quejarte:
¿Qué puedo hacer distinto para conseguir lo que quiero?
¿Qué me lo impide?
¿Qué he hecho hasta ahora para cambiar esta situación?
¿Cómo lo voy a hacer a partir de ahora?
3) Rodeate de gente positiva:
¿Y si lo hablo con personas que sé que son optimistas?
¿Cómo sonaría reformular en positivo lo que me dicen?
¿Quién me puede ayudar o acompañar en este camino?
4) Sé proactivo:
¿Qué es lo peor que podría pasar si lo hago? ¿Y si no lo hago?
¿Qué me aportará hacer este cambio? ¿Cómo me sentiré?
¿De qué forma podría hacerlo gradual?
¿Qué otras cosas habría que cambiar previamente?
¿Cuál sería el primer paso?
5) Dedicá un tiempo al día a tu proyecto:
¿A qué dedico mi energía diaria?
¿Qué dejo de hacer cada día para dedicar una hora a lo que quiero conseguir?
¿Qué me dará fuerza y energía para atreverme con ello?
¿Qué vas a hacer hoy para salir de tu zona de confort? ¿Qué vas a hacer hoy para acercarte un poco más a tu sueño?
Sé artífice de tus propios deseos y reinventante
Pía Andújar - Coach Ontológica profesional
Hubo una época en mi vida en la que estaba en un trabajo que no era el que yo deseaba. Mi sueño era vivir del coaching, realizando talleres, conferencias y sesiones personales para facilitar procesos de aprendizaje. Sin embargo trabajaba como gerente de una empresa cuya visión no tenía que ver con mi sueño. ¿Por qué seguía ahí si no era lo que yo quería? Porque me resultaba cómodo y seguro. Ese trabajo me brindaba ciertos beneficios: un sueldo asegurado, poder para tomar decisiones, confianza total por parte de mi jefe. Hasta que un día tomé conciencia de que estaba aferrada a mi zona de comodidad y me estaba perdiendo la posibilidad de concretar mis sueños. Fue allí cuando decidí renunciar al trabajo y salir de mi zona de comodidad. De esa manera di un salto hacia una zona de aprendizaje donde existían nuevas posibilidades. La zona de aprendizaje se caracteriza por ofrecer nuevos espacios de creación, donde podemos ser artífices de lo que deseamos, donde podemos aprender y reinventarnos. Dar ese salto me permitió concretar mi sueño y gracias a eso hoy me dedico a hacer aquello que amo.
Te invito a que reflexiones: ¿En qué áreas de tu vida el mantenerte en tu zona de comodidad te está cerrando posibilidades? ¿Qué nuevas posibilidades se abrirían para ti si decides moverte fuera de ella, hacia una zona de aprendizaje? Para finalizar, te regalo una frase de mi libro: "Si quieres lograr resultados que impliquen un desafío para ti, recuerda que debes estar dispuesto a moverte de tu zona de comodidad hacia una zona quizás desconocida y con más incertidumbre. Tal vez tengas un poco de miedo al principio, pero es allí donde podrás encontrar infinitas posibilidades que antes no eran visibles para ti".
Pensá qué podés hacer para cambiar
Sara Cardozo - Coach Ontológica profesional
¿Cómo atravesar los miedos y desconfianzas para superarlos y salir del inmovilismo? Con la conciencia plena: reconociendo la propia insatisfacción y determinando lo que me gusta y lo que no del pasado para ir hacia el futuro. Voy a contar el caso de Natalia, una amiga: ella necesita que su esposo la lleve y la traiga a todos los lugares donde debe ir, ya que no sabe manejar. Esto implica escuchar las protestas de Jorge, que argumenta que el coche está en casa todo el día y pregunta: ¿me esperás a mí para salir?
"¿Qué puedo hacer, si esta casa donde vivo está tan distanciada del centro?", me preguntó Natalia en una conversación sobre los cambios que quería hacer. Yo repregunté ¿Qué puedes hacer?
Ella pensó por unos minutos y comenzó a dar posibilidades: salir dos horas antes para ir en ómnibus, ahorrar dinero y tomar taxis, aprender a manejar dijo al último con cara de horror. Y de inmediato exclamó: "¡No voy a poder!"
Ese no voy a poder se repite en otras situaciones tales como:
• Odiar el trabajo, pero pensar que lo necesita y que no encontrará otro
• Aceptar los maltratos del jefe
• Discutir a diario con la familia
• Seguir viviendo en una casa que resulta incómoda y desagradable
• Creer que esto es lo que nos toca y que no podemos hacer nada.
En estos casos ni se nos cruza por la mente preguntarnos ¿Qué puedo hacer para cambiar?
O si lo pensamos, ante la sola idea nos invade un tremendo miedo, esto es completamente normal. Porque desafiar esto que conocemos implica una gran responsabilidad es tomar un gran compromiso con nuestra propia vida.
No adormezcas tus talentos
Natalia Sleiman - Coach Ontológica profesional
La vida está en continuo movimiento, así que es de poco provecho estancarnos en lo conocido. Por ejemplo, hacer algo que me disgusta porque me da cierta seguridad y quizás no me doy cuenta de que mi estrés aumenta, me alimento mal, perdí la alegría, cada vez comparto menos tiempo con mi familia y así, poco a poco, voy dejando que mis talentos se duerman y entro en piloto automático ¿Cuándo empezamos a darnos cuenta que estamos en una zona de confort que nos limita? Cuando elegimos definir lo que queremos realmente, poniéndole un nombre, una fecha, visualizando la plenitud que deseo, sintiéndome parte. Asumo la responsabilidad de accionar en consecuencia, defino lo que es importante en mi vida. En este punto elijo dejar de ser víctima de mi vida y de los que me rodean para ser protagonista y generador de nuevas realidades. Salir de la zona de confort requiere: 1) Definir lo verdaderamente importante; 2) Asumir el compromiso con una mejor calidad de vida; 3) Decisión y acción, asumiendo la responsabilidad de esas acciones; 4) Desarrollar autoestima y confianza en sí mismo, y 5) Conocer nuestras emociones y aprender a modificar los estados de ánimo desagradables.